Glorietas : cómo evitar los riesgos
Conocer bien las normas de circulación en las glorietas y saber usarlas en el momento adecuado puede evitar muchas situaciones de riesgo habituales en este tipo de intersecciones
Las glorietas son intersecciones especiales, que reparten la circulación a través de un anillo, donde se circula en sentido giratorio en torno a una isleta central.
Conocemos las glorietas desde hace décadas -la primera en España se construyó en 1976-, pero muchos conductores aún no saben utilizarlas correctamente. Entre 2015 y 2019 se registraron 45.000 siniestros con víctimas en intersecciones giratorias con 317 muertos y más de 58.000 heridos de diversa consideración, según un informe de Automovilistas Europeos Asociados, que revela además que casi el 10% de los accidentes con víctimas ocurren en glorietas. Urge por tanto explicar, una vez más, cómo debemos abordar una glorieta de forma segura. Las glorietas son un tipo intersección distinta al resto, donde no rige la regla general de prioridad de la derecha. En cambio, en ellas se aplica una norma fundamental y única: la prioridad es de los que ya están dentro de ella, siempre que una señal -un semáforo, por ejemplo- no diga lo contrario. Así, hay tres momentos clave cuando abordamos una glorieta: la entrada, la circulación interior y la salida. Y en todos esos momentos es necesario tener claro cómo actuar. “En el acceso a una glorieta hay que anticiparse, observar y respetar la señalización. Y sobre todo, entrar a una velocidad adecuada”, explican desde el Área de Formación de Conductores de la DGT.
PRIORIDAD. Comenzamos por la aproximación y el acceso a la rotonda, un momento crítico en el que se producen más de la mitad de los accidentes (54%), según un estudio de AXA. La norma principal en las glorietas es que los vehículos que circulan dentro siempre tienen prioridad. Por tanto, deberemos cederles siempre el paso, incluso deteniendo el vehículo si fuera necesario. Así, cuando nos acerquemos a una glorieta, debemos observar hacia la izquierda, ser pacientes y no precipitarnos. Reduciremos la velocidad, adecuándola a la señalización y al tráfico en la vía por la que circula. Y nunca entraremos sin estar seguros de que podemos hacerlo sin peligro. VISIBILIDAD. El acceso a la rotonda puede complicarse cuando hay obstáculos a la visibilidad, como otros vehículos voluminosos o un acceso en pendiente. En estos casos, reduciremos la velocidad tanto como sea necesario y nos detendremos antes de entrar si no gozamos de una visión completa. Para entrar también es fundamental situarse correctamente: en una glorieta, es obligatorio acceder desde el carril derecho siempre que esté libre y sea posible. Una vez dentro de la rotonda, deberemos circular por el carril exterior siempre que esté libre, y utilizaremos los demás para adelantar. Y en las glorietas situadas dentro de zonas urbanas, tendremos permitido circular utilizando el carril que más convenga a nuestro destino aunque, si vamos a abandonar la glorieta por las primeras salidas, la opción más recomendable sera usar el carril exterior. Pero cuidado: si vamos a tomar las últimas salidas o a cambiar de sentido, el carril exterior puede no ser la mejor opción en glorietas muy transitadas. En estos casos, lo más aconsejable es usar los carriles interiores -si los hay-, buscar el exterior progresivamente antes de llegar a la salida, señalizando cada cambio de carril y respetando la prioridad de otros vehículos. ¿Y si eltráfico hace imposible cambiar a tiempo al carril exterior? Lo más seguro es dar otra vuelta para buscar la colocación adecuada.
DESDE LA DERECHA. Por tanto, al acercarnos a nuestra salida, deberemos estar situados en el carril exterior y señalizar la salida para que los demás conductores sepan que abandonamos la glorieta. Y, ¿está permitido salir de la glorieta desde los carriles interiores? La respuesta es no, como norma general. La norma obliga a salir por el carril exterior derecho para evitar una de las infracciones clásicas en las glorietas: la ‘cruzada’ desde el carril interior, maniobra que puede provocar la colisión contra un vehículo que circule de forma reglamentaria